La productividad en Cataluña y en España se ha estancado desde la crisis financiera, y su bajo ritmo de crecimiento aleja cada vez más las regiones españolas de los centros más productivos de Europa. Este problema, que el Círculo de Economía de Barcelona identifica como prioritario y al que dedicará buena parte de su Reunión Anual de la semana que viene, se explica por multitud de factores, pero no es ajeno a la situación política. “La política es la responsable de ejercer el liderazgo, aunque sea un trabajo colectivo”, ha dicho el presidente de la entidad, el exbanquero Jaume Guardiola, en la rueda de prensa para presentar la nota de opinión del Círculo, en la que reclama a gobiernos y empresas abordar el estancamiento de la productividad. Y para ejercer el liderazgo, ha añadido Guardiola, se necesitan gobiernos estables, todo lo contrario de lo que se augura en Cataluña tras las elecciones del pasado 12 de mayo, donde los pactos para la gobernabilidad no están garantizados y asoma el fantasma de una repetición electoral. “Si se materializa este riesgo sería muy malo. Si por tacticismo político vamos a unas nuevas elecciones, esto sería una señal más del distanciamiento de la clase política con respecto a la gente, y haría perder la confianza en la democracia”, ha expresado el presidente de la entidad.
En su nota de opinión, el Círculo dedica una parte a valorar el escenario que se abre después de las elecciones del pasado domingo. “Desde el año 2010 se han sucedido cinco legislaturas autonómicas con una duración media de poco más de dos años y medio. Este periodo de anormalidad institucional tiene que terminar, porque la normalización de la excepcionalidad tiene unos costes extraordinarios”, expresa la nota, que reconoce que el escenario tras las últimas elecciones no es alentador. “No será fácil forjar una mayoría de gobierno, y varios de los principales partidos podrían tener la tentación de una repetición. Resignarse a la convocatoria de unas nuevas elecciones sería un mal síntoma, porque podría aumentar la desafección de la ciudadanía con respecto a la mecánica democrática”, expresa el texto.
El Círculo considera que es el momento de llegar a pactos para construir “mayorías sólidas y estables”, pide una transversalidad que amplíe el centro del espectro político y recuerda que la polarización “degrada la capacidad transformadora de la política”. La entidad pide a los líderes políticos “coraje” para salir de la dinámica de bloques. Y en la rueda de prensa, Guardiola ha apuntado que “una cierta renovación de los liderazgos sí que es necesaria, y algunos partidos ya lo están haciendo”, en referencia a los cambios en el seno de Esquerra Republicana.
Las jornadas anuales del Círculo se celebrarán este año después de las elecciones catalanas y justo antes de las europeas, en una dinámica a la que la entidad empieza a estar acostumbrada —el año pasado, la Reunión Anual se celebró justo después de que Pedro Sánchez convocase elecciones generales anticipadamente y por sorpresa—. A las jornadas acuden economistas y empresarios, pero también políticos. Este año están convocados el presidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès; el presidente del Gobierno, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijó. El mensaje de la entidad para ellos será claro: hay que remar juntos para impulsar la productividad. “Querríamos que la política catalana, tanto la que se hace en el Parlament como en las Cortes, actuase como motor para el cambio de modelo que tiene que hacer posible aumentar la productividad del país y supiese encontrar las alianzas con otros territorios de España y del sur de Europa para volver a una senda de convergencia con la Unión Europea”, destaca la nota de opinión.
En este sentido, Guardiola ha remarcado lo que parece ser una contradicción: España está mostrando mucha resiliencia, con un crecimiento del producto interior bruto (PIB) y de la ocupación por encima de la media europea, pero la renta per cápita, es decir, la parte de la riqueza que le corresponde a cada ciudadano, cada vez se aleja más de la media comunitaria. “En los últimos 20 años se ha producido una regresión importante y alarmante que se explica, sobre todo, por el escaso crecimiento de la productividad”, dice la nota. Esta variable es clave y se asocia al nivel de bienestar: los países desarrollados donde hay más productividad suelen coincidir con los que tienen más renta per cápita, mejor redistribución de la riqueza y también menos horas trabajadas.
Distancia con la Unión Europea
La nota de opinión se basa en un estudio realizado por los economistas Oriol Aspachs y Erik Solé, en el que se analiza la productividad (de todas las formas que se usan para medirla, escoge la del PIB por hora trabajada) en las distintas regiones de Europa en el periodo que va entre el año 2000 y 2022. El estudio muestra que la distancia entre la media de la Unión Europea y la española en productividad se ha agravado y ha pasado del 6% al 12% en 22 años. “Nuestra economía cada vez se parece más a la de las regiones menos productivas de la UE. Las dinámicas recientes son preocupantes. Muestran una economía abocada a la mediocridad si no se actúa de manera urgente, coordinada y con determinación”, señala la nota.
Por territorios, Madrid y Cataluña también se alejan de la media europea, y solo el País Vasco se acerca a las regiones más productivas. Este problema no afecta solo a España, sino que es un cambio de tendencia: regiones de Francia e Italia que hace 20 años estaban entre las más productivas de Europa han ido perdiendo posiciones. Así, el foco de regiones más productivas —el estudio muestra que las regiones más productivas dinamizan las de su alrededor, formando clústeres— se ha movido: si hace 20 años estaba situado aproximadamente en los Alpes suizos, ahora está más al este, entre las regiones alemanas de Baden-Württemberg y Baviera. El mayor distanciamiento entre norte y sur en productividad, y la preeminencia del este de Europa, pueden tener consecuencias: “Es un dato a tener en cuenta en el alineamiento de los intereses entre países y en el diseño de las políticas europeas. Si esta dinámica persiste y se amplía, el proyecto europeo se resquebrajará”, dice la nota.
La productividad mejora si aumenta el tamaño de las empresas, si la composición sectorial es adecuada —es decir, si hay más empresas en los sectores que son más productivos, como el industrial o el de los servicios de alto valor añadido—, o si hay mayor dotación de capital físico o humano. El Círculo centra sus peticiones en cuatro elementos: la formación, en la que las empresas tienen una parte de responsabilidad, la investigación y desarrollo, la simplificación administrativa y las infraestructuras.
En este punto, la entidad empresarial insiste en el despliegue de las energías renovables, la mejora del sistema ferroviario y la necesidad de ampliar el aeropuerto de El Prat, pese a la oposición que hay en contra. Pero más allá de estos elementos, la entidad admite que la productividad en Cataluña no mejorará significativamente si no entran más recursos. Para ello ve “inaplazable” la reforma del sistema de financiación autonómica, que no se ajusta desde el año 2009, y que el Círculo ve “opaco y profundamente injusto”. Para esta reforma, que también piden algunos partidos políticos en el Parlament, hace falta “coraje” según el Círculo, que recuerda que puede ser otro impulso para mejorar la productividad.
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