La invasión israelí de la franja de Gaza, que todavía no tiene nombre oficial, ha entrado este domingo en su segunda jornada con un refuerzo de las tropas y unidades de carros de combate que operan en el interior del enclave palestino, según informó un portavoz de las Fuerzas Armadas. Hamás asegura que el avance israelí ha encontrado firme resistencia en el norte del enclave, donde dicen haber destruido dos tanques y librado “violentos enfrentamientos” cuerpo a cuerpo frente a la “incursión de las fuerzas ocupantes”, de acuerdo con un comunicado citado por France Presse. Los aviones de combate israelíes atacaron más de 450 objetivos militares de Hamás en un día, incluidos centros de mando operativos, puestos de observación y rampas de lanzamiento de misiles antitanques, según informó el ejército israelí, mientras los cohetes disparados por las milicias de Gaza siembran el pánico en el área metropolitana de Tel Aviv. Son informaciones que no se pueden corroborar de forma independiente.
La ONU considera estas incursiones aéreas como los bombardeos “más intensos” desde el inicio de la guerra, el pasado día 7. Desde entonces, Israel ha contabilizado unos 1.400 muertos y más de 200 secuestrados, la mayoría en el ataque masivo lanzado por las brigadas Ezedín al Qasam, el brazo armado del movimiento islamista, en esa misma fecha. El Ministerio de Sanidad de Gaza, territorio controlado por Hamás desde 2007, ha elevado este domingo a más de 8.000 la cifra de muertos palestinos, incluidos más de 3.300 niños, durante el conflicto.
Las comunicaciones telefónicas y la conexión a internet se han recuperado gradualmente en la Franja desde la madrugada de este domingo, tras la caída generalizada registrada la noche del viernes al inicio de la operación terrestre y el recrudecimiento de los bombardeos israelíes. Vuelven a llegar noticias de la situación desesperada en la que viven desde hace tres semanas los 2,3 millones de habitantes del territorio costero, que ha quedado completamente bloqueado por Israel. El contralmirante Daniel Hagari, portavoz jefe castrense, ha vuelto a hacer un llamamiento a la población gazatí del norte del enclave, objeto de la ofensiva terrestre, para que se desplacen hacia el sur.
Este domingo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha mantenido una conversación telefónica con Benjamin Netanyahu, según ha informado el gabinete personal del primer ministro israelí. En ella, Biden ha instado al jefe del Gobierno israelí a que cumpla con el derecho internacional, que “prioriza la protección de los civiles” y que aumente el flujo de asistencia humanitaria a Gaza.
La agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) ha informado de que miles de gazatíes han asaltado este domingo almacenes y centros de distribución de la organización para hacerse con harina de trigo y “artículos básicos de supervivencia”. Los saqueos se han producido en las zonas central y sur de la Franja. “Esta es una señal preocupante de que el orden civil está empezando a desmoronarse después de tres semanas de guerra y de un estricto asedio a Gaza”, advirtió la UNRWA en un comunicado. “La gente se encuentra en situación límite; asustada, frustrada y desesperada. Las tensiones y el miedo empeoraron con los cortes en las líneas telefónicas y de comunicación por internet”.
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Este domingo han penetrado en el interior del enclave 34 vehículos de carga con alimentos y suministros médicos, según ha informado la Media Luna Roja. De momento, solo está confirmada la entrada de 118 camiones con ayuda humanitaria en el enclave desde el inicio de la guerra, frente a una media habitual de 500 diarios. Tanto el sábado como el domingo de la semana pasada ingresaron 20 camiones; 14 el lunes; ocho el martes; 12 el jueves y otros 10 el viernes.
En este tiempo, la entrada de suministros se ha producido a cuentagotas e Israel aún no ha permitido la llegada de combustible, vital para el funcionamiento, entre otras cosas, de las plantas desalinizadoras y potabilizadoras de agua y los hospitales. Los gazatíes siguen sin poder salir. El jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, dijo el jueves que la ayuda “apenas llegó” a Gaza durante la semana pasada. Desde la noche del viernes, al inicio de la segunda fase de las operaciones de guerra de Israel, hasta el mediodía de este domingo, no había entrado en Gaza camión alguno. Israel ha anunciado que había abierto las segunda de las tres tuberías de suministro de agua que fueron cortadas al inicio de las hostilidades. La tercera continúa con los grifos cerrados.
Una guerra “larga”
“Durante la noche [del sábado al domingo] incrementamos” el número de las fuerzas del ejército destinadas a entrar en la franja de Gaza “y se unieron a las que ya están combatiendo allí”, ha declarado este domingo Hagari. El Ejército ha reconocido que se enfrentó con un grupo de milicianos que habían surgido desde el interior de un túnel próximo al paso fronterizo de Erez, en el norte del enclave, a quienes dijo haber abatido. Entre las misiones de las fuerzas israelíes que han irrumpido en territorio palestino figura la de señalar objetivos para los ataques de la Fuerza Aérea.
“La guerra puede durar semanas o meses”, ha advertido este domingo el jefe de Comando Interior (Defensa Civil), general Rafi Milo, citado por el diario Haaretz, “pero va a ser una guerra larga”. El jefe del Estado Mayor del ejércíto, Herzl Halevi, ha anunciado a los soldados desplegados en la franja de Gaza y en su entorno que la guerra será “un proceso largo”. “Nuestras acciones se centran ahora en una sola cosa: desmantelar la organización de Hamás”, ha advertido el general Halevi este domingo.
El coronel Elad Goren, miembro del organismo del Ministerio de Defensa israelí que coordina las cuestiones civiles en Gaza y Cisjordania (COGAT), ha afirmado que Israel permitirá en los próximos días un aumento considerable de la entrada de ayuda humanitaria en Gaza. “Hemos establecido una zona humanitaria en el sur de la Franja en el área de Jan Yunis y todavía recomendamos que la población civil evacuada vaya a esta zona”, puntualizó Goren. Sin embargo, los bombardeos no solo se han concentrado en estas tres semanas en el norte de Gaza, en donde Israel sigue insistiendo en que la población tiene que abandonar sus casas, sino que también se han registrado ataques en el área supuestamente más segura, en el sur del enclave, incluido Jan Yunis.
Los países occidentales están respaldando en general el derecho de Israel a defenderse tras el ataque sufrido el pasado día 7 —el mayor en un solo día desde la creación del Estado judío hace 75 años—, dentro del marco de las leyes humanitarias de guerra. Tras el inicio de las operaciones terrestres en el interior de la Franja, un número creciente de ellos está reclamando el establecimiento de “pausas” o treguas temporales para hacer llegar ayuda humanitaria a la población civil gazatí. Antes de que se divulgara la llamada telefónica entre Netanyahu y Biden, el consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, había afirmado que Israel debe hacer una distinción durante su operación militar en Gaza entre los milicianos de Hamás y los civiles palestinos. “Lo que nosotros pensamos es que a cada hora, en cada día de esta operación militar, el Gobierno de Israel debe tomar cada medida posible a su alcance para diferenciar entre Hamás —terroristas que son objetivos militares legítimos— y los civiles, que no lo son”, ha dicho Sullivan en declaraciones a la CNN.
También el primer ministro británico, Rishi Sunak —en una conversación telefónica con Netanyahu citada por Reuters— y el presidente francés, Emmanuel Macron, han expresado su preocupación por la situación humanitaria en el enclave palestino.
Amenaza contra un hospital de la capital gazatí
El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Ghebreyesus, se ha mostrado “profundamente preocupado” ante el aviso de evacuación que, según la Media Luna Roja Palestina, ha recibido desde Israel el hospital Al Quds, situado en el sur de la Ciudad de Gaza (en el norte de la Franja) y donde se encuentran 400 personas ingresadas en cuidados intensivos. En su exterior, se agrupan unos 14.000 civiles palestinos desplazados por el conflicto. Ante su previsible bombardeo por Israel, el responsable de la OMS ha advertido en las redes sociales: “Es imposible evacuar los hospitales llenos de pacientes sin poner en peligro sus vidas. Según el derecho internacional humanitario, la atención sanitaria siempre debe estar protegida”.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha reiterado este domingo su inquietud por la situación en la franja de Gaza, y ha vuelto a lamentar que Israel haya intensificado sus ataques contra el enclave controlado por Hamás, en lugar de permitir una pausa humanitaria, como ha requerido la comunidad internacional. Guterres ha calificado de “totalmente inaceptable” el número de civiles muertos y heridos en la guerra entre Israel y Hamás, y ha vuelto a pedir “la entrega de ayuda humanitaria sostenida”. “El mundo está siendo testigo de una catástrofe humana que se desarrolla ante nuestros ojos”, ha argumentado. “Más de dos millones de personas, que no tienen ningún lugar adonde ir de forma segura, se ven privadas de los elementos básicos de la vida —alimentos, agua, refugio y atención médica— mientras son sometidas a bombardeos implacables”.
En el frente del norte, el ejército israelí y la milicia proiraní de Hezbolá han intensificado sus enfrentamientos en la frontera con Líbano. Un portavoz castrense informó del disparo de proyectiles hacia las Granjas de Sheba, un territorio en disputa territorial, y de las acciones de represalia de las Fuerzas Armadas. Hezbolá se atribuyó este domingo el disparo de cohetes contra objetivos militares israelíes, informa Efe. Las sirenas de alarma volvieron a sonar en Kiryat Shmona, localidad isarelí cercana a la frontera con el Líbano y que ha recibido orden militar de evacuación para sus 23.000 habitantes. Un cohete impactó en una casa de la ciudad sin causar daños personales. Sin aportar evidencias, la milicia libanesa chií se atribuyo el derribo de un dron israelí.
Biden urge a Netanyahu a permitir el aumento inmediato de la ayuda humanitaria a Gaza
Iker Seisdedos (Washington)
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, subrayó este domingo por la mañana en la última de sus regulares conversaciones telefónicas con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, “la necesidad de aumentar inmediata y significativamente el flujo de asistencia humanitaria para satisfacer las necesidades de los civiles en Gaza”. Según el Ministerio de Sanidad gazatí, controlado por Hamás, una organización considerada terrorista por la UE y Estados Unidos, los ataques del Ejército israelí han causado ya más de 8.000 muertos en la Franja.
En la conversación, según un resumen distribuido por la Casa Blanca, ambos mandatarios “trataron sobre los esfuerzos en curso para localizar y asegurar la liberación de los rehenes” que Hamás retiene en Gaza desde su ataque del pasado 7 de octubre, que causó la muerte de unos 1.400 israelíes. Biden y Netanyahu trataron especialmente de los ciudadanos estadounidenses cuyo rastro sigue perdido. Según el último recuento ofrecido este domingo por el portavoz de las Fuerzas Armadas israelíes, Daniel Hagari, son 239 los rehenes en manos de la organización islamista.
La llamada llega después de que este viernes Israel anunciara el comienzo de una “segunda fase” de la guerra, con una invasión terrestre con la intención declarada de expulsar a Hamás de la Franja que amenaza con tener un devastador impacto sobre la población palestina.
Mientras Israel continúa los bombardeos sobre Gaza, arrecia la presión internacional para garantizar que la asistencia humanitaria llegue rápidamente a los civiles de Gaza. Biden también se reafirmó ante Netanyahu en la posición estadounidense de que “Israel tiene todo el derecho y la responsabilidad de defender a sus ciudadanos del terrorismo”, pero destacó la necesidad de hacerlo de una manera que sea “consistente con el derecho internacional humanitario que prioriza la protección de los civiles”.
En clave interna, Biden también está sintiendo la presión desde las filas del Partido Demócrata y de sus potenciales votantes en las elecciones del año que viene para influir en los planes bélicos israelíes y mitigar la crisis humanitaria en ciernes.
“El presidente y el primer ministro acordaron permanecer en consultas periódicas, tanto directamente como a través de sus respectivos equipos de seguridad nacional”, concluye el comunicado de la Casa Blanca.
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