La amenaza manu militari de Israel para que los gazatíes se vayan de Rafah, donde se agolpan en torno a 1,5 millones de personas —más de la mitad de la población de Gaza—, ha llegado este lunes: “Cualquiera que esté cerca de las organizaciones terroristas pone en peligro su vida y la de su familia”, reza uno de los panfletos distribuidos entre la población. “Por su seguridad, el ejército le pide que evacue inmediatamente [la zona en la que viven en la actualidad]”, añade.
Los bombardeos sobre los ciudadanos, que no cesan, han acompañado la orden del ejército, anunciada durante semanas, que ha sido coordinada con el Gobierno y ha tenido lugar pocas horas después de que, por enésima vez, fracasaran las negociaciones para lograr una tregua. Los preparativos para la invasión de este territorio, la única urbe de la Franja en la que el ejército israelí aún no ha entrado con tropas terrestres, se desarrollan, además, en contra de las advertencias de la comunidad internacional. A la cabeza de esos llamamientos se sitúan su principal, aliado, Estados Unidos, la ONU y las organizaciones humanitarias que están desplegadas sobre el terreno. Hamás ya ha dicho que Rafah “no será un pícnic” para las tropas invasoras.
El acuerdo de alto el fuego se ha estado acariciando en los últimos días, según informaciones que han trascendido por ambas partes, pero fue finalmente el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, el que llevó al traste el proceso, según The New York Times. Sus declaraciones a lo largo del fin de semana al insistir en invadir Rafah llevaron a Hamás a endurecer su postura, según el diario estadounidense que cita a fuentes oficiales israelíes. El grupo fundamentalista, además, atacó el domingo territorio de Israel, matando al menos a cuatro soldados, horas antes de que las negociaciones se dieran por finalizadas. En medio de esta coyuntura, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, ha dicho que “no queda otra opción” más que poner en marcha esa operación en Rafah, y así se lo comunicó en una llamada de teléfono al secretario de Defensa de EE UU, Lloyd Austin.
“Israel ha accedido a concesiones significativas para traer a los rehenes a casa, pero Hamás se ha negado repetidamente”, ha señalado el jefe de la diplomacia israelí, Israel Katz, desde su cuenta de la red social X (antes Twitter). A lo que ha añadido que “todo el mundo entiende que Sinwar no tiene intención de liberar a todos los rehenes, ni siquiera a cambio de todo”. Yahia Sinwar, máximo jefe del grupo fundamentalista dentro de Gaza, es acusado por Israel de ser el cerebro del ataque del 7 de octubre. A menudo es señalado también como el mando que tiene la última palabra a la hora de cerrar acuerdos como el de la tregua.
“Una ofensiva israelí en Rafah significaría más sufrimiento y muertes de civiles. Las consecuencias serían devastadoras”, ha advertido la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA), que ha querido dejar claro que no está participando en ese movimiento de población ordenado por Israel. “La agencia mantendrá una presencia en Rafah el mayor tiempo posible y continuará proporcionando ayuda vital a las personas”, han añadido a través de la red social X. Para el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, la orden dada por Israel es “inaceptable”.
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Como en ocasiones anteriores, cuando las tropas de ocupación han expulsado a los ciudadanos de otras localidades palestinas durante la actual guerra, “los llamamientos para que se trasladen temporalmente a la zona humanitaria se transmitirán a través de carteles, mensajes SMS [a los móviles], llamadas telefónicas y transmisiones en árabe a los medios de comunicación”, ha especificado el ejército en un comunicado.
De hecho, ya circulan algunos panfletos, como el referido, en los que las autoridades de Israel advierten a los palestinos de que sus vidas corren peligro si no aceptan ser evacuados. En esos anuncios se señalan las zonas, con números de parcelas y nombres de barrios, que serán las primeras en ser vaciadas, afectando a unas 100.000 personas. Allí, “el ejército actuará con extrema fuerza” contra los grupos armados, han detallado en el comunicado marcial. Israel quiere presentar como una acción humanitaria la expulsión de los palestinos de Rafah hacia otra zona en la que puedan ser atendidos mejor. Sin embargo, las verdaderas intenciones se deducen al final del comunicado: el objetivo es tratar de acabar con los últimos batallones de Hamás y liberar a los rehenes que quedan en Gaza.
Muchos en Rafah viven en tiendas de campaña sin apenas acceso a comida, agua o asistencia médica y, a su vez, han sido ya desplazados varias veces a lo largo de la guerra desde otras zonas de la Franja, lo que dificulta aún más nuevos movimientos. Como ha repetido el Gobierno de Israel, en numerosas ocasiones durante los dos últimos meses, consideran clave la invasión de esa localidad meridional, fronteriza con Egipto, y último rincón de la Franja donde no han entrado por tierra, aunque sí lo bombardean a diario.
Es allí donde, además de batallones de Hamás, Israel sitúa a la mayoría de los más de 100 rehenes en manos de los islamistas, muchos de ellos ya muertos. Permanecen en el enclave palestino desde el día que comenzó la guerra, el 7 de octubre, cuando Hamás asesinó a unas 1.200 personas en territorio israelí y secuestró a unas 250, según datos oficiales. La respuesta israelí ha causado ya más de 34.700 muertos palestinos, según las cifras del Ministerio de Salud de Gaza.
En su anuncio, el ejército también ha afirmado que “ha habido un aumento de la ayuda humanitaria que llega a Gaza. El ejército de Israel ha ampliado la zona humanitaria en Al-Mawasi para dar cabida al aumento de la ayuda que llega. Esta zona humanitaria ampliada incluye hospitales de campaña, tiendas de campaña y una mayor cantidad de alimentos, agua, medicamentos y suministros adicionales”. Se refieren a la zona en la que, hace dos semanas, imágenes vía satélite detectaron la instalación de algunas de las 40.000 tiendas de campaña adquiridas por Israel, que asegura que “una evaluación continua de la situación guiará el movimiento gradual de civiles desde áreas especificadas hacia el área humanitaria”. Junto al comunicado, los militares han divulgado gráficos en los que tratan de explicar cómo van a desarrollar la acción.
La orden se ha hecho pública un día después de que Hamás llevara a cabo un ataque desde los alrededores de Rafah contra una guarnición militar en territorio israelí que causó la muerte de cuatro soldados israelíes y heridas a otros tres. La zona en la que cayeron una decena de proyectiles es el entorno del paso fronterizo de Kerem Shalom, en el vértice donde confluyen Israel, Egipto y Gaza, y uno de los puntos por los que Israel permite que llegue ayuda humanitaria al enclave palestino. El mismo domingo, el ministro Gallant visitó la zona central de la Franja. Allí insistió en que la operación en Rafah iba a desarrollarse “muy pronto”.
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