Se confirman los temores: la zona euro sí que entró en recesión a finales de 2023. La revisión hecha este viernes por la oficina europea de estadística, Eurostat, revela que la economía de la región se contrajo un 0,1% en el cuarto trimestre del año y entró en recesión técnica al encadenar dos periodos en negativo. Esta cifra corrige las primeras estimaciones conocidas que apuntaban a que el área monetaria se había estancado entre octubre y diciembre, es decir, que había registrado un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 0%. Quien sí logró esquivar por los pelos la caída ha sido la Unión Europea, donde la tasa se mantuvo sin cambios.
La revisión a la baja en la zona euro se explica por los peores datos de Letonia, cuya economía aumentó un 0,3% en el cuarto trimestre, según los datos actualizados, medio punto menos de lo estimado anteriormente. Portugal también influyó, pues creció una décima menos de lo que la oficina de estadística había anticipado (0,7% en lugar de 0,8%). A ellos se suman Lituania y Finlandia, cuyo PIB se contrajo en ambos casos una décima más de lo calculado por Eurostat hace unos meses. Aunque hubo otros países en cuyo caso la revisión fue al alza, las cifras no fueron suficientes para paliar los efectos adversos del resto. En cualquier caso, el PIB de Países Bajos (0,4%), Dinamarca (2,6%) y República Checa (0,4%) fue mayor de lo esperado.
Las cuatro grandes economías del euro no registraron cambios: la economía alemana se contrajo un 0,3% en el último trimestre de 2023, mientras que en Francia e Italia aumentó un 0,1% y 0,2%, respectivamente. España, por su parte, consiguió acelerar su crecimiento hasta un robusto 0,6% trimestral, frente al 0,4% registrado entre julio y septiembre. Su avance mes a mes ha consolidado al país como uno de los motores del crecimiento del bloque, que de manera opuesta se pasó el año entre el estancamiento y la recesión. En una visión general, los analistas coinciden en que el crecimiento del Viejo Continente se vio frenado por el deterioro del poder adquisitivo de los hogares, el fuerte ajuste monetario, el retiro parcial de las ayudas fiscales y la caída de la demanda externa. La menor inversión de las empresas también ha sido una razón de peso, mientras que la confianza de los consumidores y las perspectivas del mercado inmobiliario tiraron a la baja la demanda de los hogares.
El PIB de la eurozona comenzó el año con un crecimiento cero en el primer trimestre, que aumentó al 0,1% en el segundo y entró en negativo (-0,1%) en el tercero y cuarto. El frenazo que ha llevado a la recesión técnica parece que va a seguir en el futuro próximo, según las previsiones divulgadas por los principales organismos internacionales. El Fondo Monetario Internacional calcula que el PIB del área monetaria crezca un 0,8% en este año, menos que la tercera parte de Estados Unidos. De esta forma, el organismo con sede en Washington confirma que la guerra de Ucrania y la crisis energética han impactado con mayor fuerza en el Viejo Continente. Las proyecciones de la Comisión Europea, publicadas en febrero, fijan la misma tasa para este ejercicio. En concreto, esperan un repunte del crecimiento del 0,2% en el primer trimestre, del 0,3% en el segundo y del 0,4% para los dos últimos periodos. Ambos organismos partían de un escenario de estancamiento y no de recesión.
La Comisión vislumbra un resurgimiento gradual de la economía en la segunda mitad del año, impulsado por la disminución de las presiones inflacionarias, el aumento de los salarios reales y la solidez del mercado laboral, que estimulará el gasto de los consumidores. A pesar de la caída de los márgenes de beneficio, los analistas creen que la inversión se beneficiará de una flexibilización gradual de las condiciones crediticias y de la ejecución de los fondos europeos. A ello se suma una normalización del comercio con los socios extranjeros, “tras un desempeño muy deficiente el año pasado”. También se espera que el recorte de los tipos de interés, previsto para junio, ayude a que la economía europea recobre músculo. Las próximas previsiones económicas de Bruselas serán las de primavera, cuya publicación está prevista en mayo de 2024.
Los expertos advierten de que estas previsiones están sujetas a incertidumbre, en un contexto de prolongadas tensiones geopolíticas y el riesgo de que el conflicto en Oriente Medio escale y alcance otras partes del mundo. Además, nuevas perturbaciones comerciales podrían ocasionar nuevos cuellos de botella en materia de suministros que perjudicarían la producción y harían subir los precios.
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