CaixaBank cerró entre enero y septiembre uno de sus mejores ejercicios. La entidad ganó 3.659 millones de euros en los tres primeros trimestres, un 48,2% más que en el mismo periodo del año pasado, según ha comunicado este viernes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El grupo financiero se apoya en unos márgenes disparados por el cambio de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). En concreto, el margen de intereses repuntó un 60,7%, hasta los 7.364 millones, gracias al impulso de la actualización de los préstamos a tipo variable.
“CaixaBank cierra los nueve primeros meses del año con una evolución positiva. En un contexto de normalización de los tipos de interés, hemos obtenido un sólido resultado, con una buena dinámica comercial y una gestión prudente del riesgo de crédito”, destaca Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, en un comunicado. El nuevo precio del dinero en el Viejo Continente ha disparado los ingresos recurrentes bancarios, que se habían esfumado durante la era de tipos cero. Aunque no siguen esa tendencia las comisiones netas, donde la evolución es negativa: cerraron septiembre en los 2.741 millones, un 5,3% menos.
Estas son las dos partidas, el margen de intereses y las comisiones netas cosechadas en España, con las que el Gobierno calcula el importe que debe abonar cada banco por el impuesto extraordinario al sector (en el primer trimestre abonó 373 millones por el ejercicio pasado). Una tasa que era temporal, aunque PSOE y Sumar han acordado revisar este gravamen para mantenerlo más allá de 2024.
De esta forma, CaixaBank, el banco con más volumen de negocio en España, firma sus mejores primeros nueve meses, con la excepción del 2021 cuando se anotó unos extraordinarios milmillonarios de la fusión con Bankia. Entonces logró en este periodo unos beneficios de 4.801 millones de euros, de los que 4.300 millones eran apuntes contables. Esto es, este año incluso no queda muy lejos de aquellos guarismos. Para ponerlo en contexto, ha ganado entre enero y septiembre de este ejercicio más que en todo 2022 (3.145 millones) y ya solo le queda por encima el atípico 2021 por la compra de Bankia.
La razón de este avance tan notable se debe al cambio de la política monetaria del BCE. Una inyección que todavía se deja sentir porque los bancos precisan de unos 12 meses para actualizar su cartera de préstamos al nuevo nivel del euríbor. Esto ocurre principalmente en las hipotecas firmadas a tipo variable, que suelen estar referenciadas al euríbor y se revisan habitualmente una vez al año. Por ello, la cuenta de resultados sigue acelerando: queda todavía crédito por actualizar y seguirá así algunos trimestres más, aunque con una menor intensidad, según fuentes del sector. Esto se refleja de forma meridiana en el margen de intereses y en el de la clientela, que en un año casi se ha duplicado hasta el 3,52% gracias a un coste de los depósitos minoristas muy contenido.
Por el lado de los costes de explotación, la presión de la inflación y las mejoras salariales de la plantilla han propiciado un avance de los gastos del 5,2%, hasta los 4.365 millones. Se trata de un encarecimiento importante, aunque se mantiene por debajo del repunte de los ingresos. Así, el grupo catalán mejora su ratio de eficiencia hasta el 42,7% (cuanto más baja, mejor). Los expertos consideran que un banco empieza a ser eficiente cuando este indicador está por debajo del 50%.
Impulso de la rentabilidad
Sobre la rentabilidad, el retorno sobre el capital tangible (ROTE) ha dado un salto relevante, de más de cinco puntos, y se sitúa a cierre de septiembre en el 14,1%. “Este resultado permite mejorar la rentabilidad sobre fondos propios tras muchos años de bajos retornos”, ha añadido Gortázar en la nota. En solvencia, la ratio de capital CET1 fully loaded, el de máxima calidad, escaló hasta el 12,3%. Con estas cifras, CaixaBank cuenta con unos 650 millones de exceso de capital, por debajo de lo acumulado a cierre de junio por las recompras de acciones que está realizando (ha gastado ya 179,3 millones de los 500 millones previstos). Pese a ello, el mercado cree que la entidad generará más capital en la parte final de año y dedicará una parte a nuevas adquisiciones de títulos propios.
Otra de las métricas que el sector financiero sigue al detalle es la morosidad, que por el momento se mantiene en niveles históricamente bajos. El grupo que preside José Ignacio Goirigolzarri cerró septiembre con una tasa de impagos del 2,7%, inferior a los guarismos del sector en su conjunto. Según las últimas cifras del Banco de España, la banca contaba con una tasa de mora del 3,56% a finales de agosto, muy lejos del 13,62% anotado durante la Gran Recesión, en diciembre de 2013.
Las insolvencias preocupaban tanto al sector financiero como al Gobierno desde el inicio de las subidas de tipos de interés, en julio de 2022. Desde entonces, el BCE ha realizado 10 alzas consecutivas, hasta situar el precio del dinero en el 4,5%, un rally que acabó este jueves con el primer parón en 15 meses acordado por el organismo que dirige Christine Lagarde. Por ello, tanto el Ejecutivo como el sector pactaron de forma preventiva a finales del año pasado la ampliación del Código de Buenas Prácticas para proteger a las familias endeudadas en apuros. Eso sí, gracias a un comportamiento del empleo mejor de lo esperado, los hogares no están tirando en gran número de esta red de seguridad.
Más clientes vinculados
Otra cuestión en la que se ha centrado mucho CaixaBank en los últimos trimestres es en una mayor fidelización de su cartera de clientes. Como prueba, el lanzamiento de un depósito a un año con una rentabilidad del 2%, aunque para lograr ese tipo máximo exige tener contratados diversos productos (domiciliar la nómina o pensión y contratar alguno de los seguros que ofrece). “La entidad ha conseguido aumentar su porcentaje de clientes particulares vinculados hasta el 71,4% a finales de septiembre, frente al 70,4% de diciembre de 2022″, destaca el banco en el comunicado.
En cuanto a la financiación concedida a clientes, al igual que ocurre con el sector en su conjunto, en el caso del grupo catalán ha bajado: la cartera de crédito sana se sitúa en los 345.388 millones de euros, lo que supone una caída del 1,7% en lo que va de 2023. En concreto, el retroceso se debe principalmente a las hipotecas, que caen un 3,9% “por amortizaciones, así como por la menor producción respecto al año anterior en un contexto de subida de tipos de interés”, explica CaixaBank.
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