Las elecciones regionales en Baviera, segundo Estado más poblado de Alemania, y en Hesse, que alberga la metrópolis financiera de Fráncfort, han dejado pocas sorpresas en cuanto al ganador. En ambos länder, que en total suman más de 13 millones de votantes, han vencido con amplísima ventaja los candidatos conservadores. En Baviera, la Unión Socialcristiana (CSU), con el actual presidente a la cabeza, Markus Söder, ha obtenido el 37% de los votos, según los sondeos a pie de urna de la cadena pública ARD, habitualmente muy precisos. En Hesse, la Unión Cristianodemócrata (CDU) celebra la victoria con el 35,5% de los sufragios.
Pero que no haya sorpresas ni vuelcos no quiere decir que no se puedan extraer conclusiones relevantes de estos comicios, los últimos del año en Alemania y que coinciden con el ecuador de la legislatura de la coalición de Olaf Scholz. El tripartito de socialdemócratas, verdes y liberales cumplirá dos años el próximo diciembre, y estas elecciones se leen como una especie de examen de mitad de curso político. La evaluación deja mal sabor de boca al canciller y a sus socios: las tres formaciones pierden apoyos, lo que evidencia, esta vez en las urnas y no solo en las encuestas, el profundo descontento de los alemanes con su Gobierno.
Además de los conservadores, hay otro claro ganador en la doble noche electoral: la formación de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), que, a la espera de los resultados finales, ha conseguido el segundo (en Hesse) y el tercer (en Baviera) puesto en las elecciones. Era una de las incógnitas de la jornada: qué éxito iba a cosechar esta formación, contra la que el resto de partidos mantiene un cordón sanitario para aislarla de las decisiones políticas. Los buenos resultados de AfD, que en ambos casos son de récord, según ha asegurado su colíder, Alice Weidel, tienen especial relevancia porque se producen en Estados federados del oeste, donde en teoría su penetración es mucho menor que en la antigua Alemania oriental.
Tanto el presidente bávaro, Markus Söder, como su colega Boris Rhein en Hesse están en disposición de repetir sus coaliciones con los Votantes Libres y Los Verdes, respectivamente. Los Votantes Libres, un partido de derechas con tintes populistas y con algunas similitudes con AfD, muy fuerte en Baviera, han obtenido el 14% de los votos. A esta formación no le ha pasado factura el escándalo que estalló a finales de agosto, en plena precampaña electoral, cuando se conoció que su líder, Hubert Aiwanger, distribuyó y quizá escribió un folleto antisemita cuando era adolescente. Pese a que las disculpas y explicaciones del político de 52 años han dejado muchas incógnitas sobre su participación en los hechos, muchos votantes consideran que ha sido víctima de una campaña en su contra y le han excusado.
En Hesse los apoyos de Los Verdes se han quedado en el 15,5%, un mal resultado para un partido que en los anteriores comicios, en 2018, rozó el 20% (19,8%). Matemáticamente, la CDU podría revalidar su alianza con los ecologistas o elegir como nuevos socios en el Gobierno a los socialdemócratas, pero todo parece indicar que prevalecerá el recuerdo de la buena colaboración con los verdes, que se ha prolongado durante una década.
También es malo el resultado en Hesse para los socialdemócratas, que habían designado como candidata a la ministra del Interior, Nancy Faeser, en un intento de llevar a la carrera a un rostro ampliamente conocido por todos los alemanes. Pero conocido no es lo mismo que popular, como han demostrado los primeros datos de la noche. El SPD no ha sufrido un traspié tan doloroso como los verdes, pero con el 16% de los votos, empatado con AfD, se deja casi cuatro puntos porcentuales con respecto a 2018 (19,8%). Faeser, que había anunciado que solo se quedaría en Hesse como presidenta, volverá a Berlín a sus tareas ministeriales, pero lo hará muy debilitada. “El resultado es muy decepcionante”, ha reconocido poco después del cierre de los colegios electorales.
Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete
Entre los socios de Scholz destaca el descalabro del partido liberal (FDP) que encabeza el ministro de Finanzas, Christian Lindner. Con un 3% de los votos, la formación se ha quedado fuera del Parlamento regional de Baviera (el mínimo es un 5%) y por los pelos mantiene su presencia en Hesse, al obtener allí un 5% justo. Hace cinco años los liberales, conocidos por favorecer al sector empresarial, consiguieron el 7,5% de los votos en el land que acoge la capital económica de Alemania.
Los resultados en Baviera, bastión tradicional de la CSU, que ha gobernado casi ininterrumpidamente allí desde la Segunda Guerra Mundial, mandan otro mensaje que tiene ecos en Berlín y en el resto del país. La fragmentación política es cada vez mayor y el empuje de las formaciones populistas de derechas crece en todo el territorio, no solo en los Estados de la antigua Alemania oriental. Si se suman los resultados de AfD (15%) y de los Votantes Libres (14%) resulta que prácticamente se alcanza el 30%. Los Votantes Libres pretenden entrar en el Bundestag, el Parlamento alemán, en las elecciones federales de 2025.
Sigue toda la información internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Suscríbete para seguir leyendo
Lee sin límites