Geraint Thomas era la alternativa, el ciclista que sabe más por viejo que por diablo. Pero la insultante juventud de Tadej Pogacar no se deja amilanar por la experiencia del galés, ni el poderío de su equipo, el Ineos, que parecía tener todo preparado para inocular el antídoto al Giro y minimizar el impacto del líder de la carrera. Sus planes pasaban, al menos, por conseguir la victoria de etapa con el super especialista Filippo Ganna, el hombre destinado a marcar las referencias para el resto de los corredores de su escuadra, que, de hecho, consiguieron tiempos muy interesantes.
Pero no contaban, o sí lo hacían, pero disimulaban muy bien, con el factor Pogacar, un fenómeno sobre la bicicleta, que salió el último, después de tantos dimes y diretes, con un mono integral bicolor, el que propuso en principio la organización e hizo torcer el morro a la UCI. En el primer tramo, todo parecía acoplarse a la hoja Excel del Ineos. Arrasaba Ganna, Tadej pasaba, por el kilómetro 18, a 44 segundos del campeón de Italia, y Geraint Thomas, a 52, una distancia razonable con el líder. También en el segundo, el líder parecía humano, aunque mientras su diferencia con Thomas aumentaba a 40 segundos, la que mantenía con Ganna solo subió a 47.
Pero fue entonces cuando Pogacar enchufó la máquina de picar carne. Se ponía la carrera cuesta arriba, literalmente, para él y para los demás, y también metafóricamente para Thomas, que con su único plato de 66 dientes sufría cuando el terreno se ponía al 13% de desnivel. El esloveno bajó a un desarrollo más llevadero y comenzó a arrasar con un pedaleo alegre, como su carácter. En los kilómetros finales remontó las diferencias con Ganna, que observaba incrédulo al campeón desde la silla caliente del vencedor provisional. En el último kilómetro ya estaba claro quién era el mejor. Cuando levantó el brazo en la meta, su diferencia era de 17 segundos sobre Ganna, y de dos minutos frente a Thomas, que acabó décimo en la etapa y es tercero en la General, a 2,46m, donde el colombiano Daniel Felipe Martínez le adelanta en diez segundos. El Giro empieza a tener el color que le quiere dar Pogacar.
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